La comuna de Iquique, enfrentando un surgimiento importante de la delincuencia en sus calles, decidió instalar un vasto sistema de cámaras, ubicadas a lo largo y lo ancho de toda la comuna, incluyendo las caletas de pescadores.
Iquique requirió más de 200 cámaras, superando incluso a la comuna de Santiago en el número de ellas y la idea fue todo un éxito, propinándole, según la opinión de los residentes, un certero golpe a la delincuencia. Esto se ve refrendado por la importante caída en el porcentaje de victimización por robos e intentos de robo en la comuna, comparando las cifras con el año anterior a la instalación de las cámaras.